ACNÉ BAJO CONTROL DESDE LA NUTRICIÓN

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El acné es una de esas condiciones que pueden resultar desesperantes y desafiantes al mismo tiempo, suponiendo una carga emocional importante para la persona que lo sufre.

Aunque esta afección es multifactorial, sabemos que existe una influencia hormonal alterada que obstruye e inflama la glándula sebácea, dando lugar a diversas lesiones acneicas que varían según la gravedad.

Imagina que tus glándulas sebáceas son como fábricas de aceite en la piel. A veces, estas fábricas producen demasiado aceite porque tienen demasiados «trabajadores» llamados andrógenos, que son como los empleados que activan la producción de aceite. Otra posibilidad es que aunque no haya muchos «trabajadores», los que hay son tan eficientes que las fábricas trabajan a toda máquina.

Esta situación se relaciona estrechamente con niveles elevados de insulina e inflamación sistémica, que favorecen la formación de sebo y la respuesta inflamatoria de la piel. Por todo ello, es importante tratar de llevar una alimentación con poder antiinflamatorio que mantenga los niveles de glucosa estables. 


Te cuento algunas recomendaciones que contribuirán a mantener tu acné bajo control:

– Limita el consumo de azúcar y harinas refinadas. 

Opta por carbohidratos complejos, como granos enteros, legumbres y verduras, que se liberan gradualmente en el torrente sanguíneo y evitan picos de insulina.

– Evita el consumo de ultraprocesados 

(Bollería, precocinados, snacks…) que tienen un potente efecto inflamatorio. En lugar de ingerir estos productos altos en omega 6, escoge aquellos alimentos ricos en omega 3 como los pescados azules, las nueces y las semillas (chía y lino, por ejemplo). El omega 3 es un todoterreno resolviendo la inflamación.

– Incluye muchos vegetales y frutas, de todos los colores. 

Son ricos en antioxidantes, con poder antiinflamatorio y aportan gran variedad de nutrientes. Incorpora también especias como la cúrcuma, jengibre, canela, etc.

– Prueba a limitar los lácteos y a escogerlos de forma inteligente. 

No hay un consenso sobre eliminar los lácteos, pero algunos estudios encuentran relación entre el consumo de lácteos y el incremento del acné. Si los consumes, elige aquellos fermentados como el yogur o el kéfir, que sean enteros y preferiblemente de cabra u oveja. Sustituir la leche por bebidas vegetales sin azúcar como la de coco o almendras puede ser interesante.

– Cuida tu microbiota.

Desequilibrios en la microbiota intestinal se relacionan con la
inflamación crónica de bajo grado y la insulinoresistencia. Consume suficiente fibra,
probióticos como el kéfir, chucrut, vinagre de manzana sin filtrar, etc. y prebióticos
como el almidón resistente.

– Ve al baño todos los días. 

Las hormonas se desactivan, se metabolizan y finalmente se excretan. Si no vamos regularmente al baño, se podrían volver a reabsorber
contribuyendo a la alteración hormonal.

– Ten en cuenta los disruptores endocrinos. 

Estas sustancias pueden fomentar el desbalance hormonal. Escoge alimentos ecológicos siempre que puedas, sustituye latas y plásticos por envases de cristal, y elige productos cosméticos y de aseo personal naturales.

Además, algunos ejemplos de sustancias que son interesantes potenciar a través de la alimentación y/o suplementación bajo la supervisión de un profesional son: inositol, NAC, zinc, vitamina D, vitamina E, magnesio, reishi, etc.

Como hemos visto, el camino hacia el control del acné se encuentra intrínsecamente ligado a nuestras hormonas y a nuestros hábitos de vida. Acompañar estas recomendaciones nutricionales junto con una intervención dermatológica personalizada y una buena dosis de paciencia, son sin duda armas muy poderosas.

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