BENEFICIOS DE UNA DIETA ANTIINFLAMATORIA

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Cada día somos más conscientes de que la inflamación crónica es el desencadenante de múltiples problemas de salud como la diabetes, obesidad, alteraciones hormonales, cáncer, etc.

Y es que la dieta antiinflamatoria, se trata de una estrategia dietética en la se potencia el consumo de nutrientes que han demostrado mejorar los marcadores de inflamación en el organismo (como el omega 3 o la vitamina C), en detrimento de otros que la promueven.

Entre sus beneficios destacan:

          Mejora de síntomas digestivos: reflujo, hinchazón, dolor, etc.

          Mayor sensación de energía y mejor estado de ánimo

          Mejora el perfil lipídico

          Ayuda a mantener niveles de glucosa en sangre más estables

          Reduce dolor muscular o articular

          Prevención de enfermedades cardiovasculares

          Mejora de signos cutáneos (dermatitis, rosácea, etc.)

          Fortalece el sistema inmunitario

Eso sí, no basta simplemente con consumir alimentos con nutrientes beneficiosos, de hecho, el primer paso para iniciar este estilo de vida, sería corregir aquellos hábitos que generan un ambiente proinflamatorio como:

1.       Consumo de alcohol, tabaco y demás sustancias nocivas

2.       Sedentarismo

3.       Falta de sueño y descanso

4.       Abuso de comida rápida, preparadas o ultraprocesadas

5.       Estrés crónico, mantenido en el tiempo

6.       Abuso de medicamentos

Sin esta base, poco resultado obtendremos sólo con la alimentación.

Para empezar con este estilo de vida, en cuanto a alimentación se refiere, podemos empezar por:

1.       Consumir vegetales, en torno al 50% de nuestra alimentación debería ser a base de vegetales, tanto crudos como cocinados (ensaladas, crudités, salteados, woks, etc.), pues nos proporcionarán vitaminas, minerales, fibras y antioxidantes indispensables para una buena salud general.

2.       Incorpora grasas de buena calidad como el aceite de oliva virgen extra, pescados azules de pequeño tamaño (sardinas, boquerones, caballa, etc.), frutos secos, aguacate o semillas. Nos ayudarán a tener un buen perfil lipídico.

3.       Trata de consumir la fruta siempre entera y al natural. Aunque cualquier fruta será beneficiosa para nuestro organismo, las más interesantes serán aquellas ricas en vitamina C (kiwi, piña, naranja, mandarina, etc.) y aquellas ricas en polifenoles como los frutos rojos (arándanos, moras, frambuesas, etc.)

4.       Añade antioxidantes a tu dieta en forma de cacao >85%, té verde, cúrcuma, jengibre, arándanos, granada, uvas, etc.

Además, será clave tener una microbiota intestinal bien nutrida, para ello podemos incluir alimentos fermentados que te aportarán multitud de probióticos, como el yogur, kéfir, vinagre de manzana sin filtrar, chucrut, etc. Así como alimentos prebióticos como las legumbres, cereales integrales o algunos vegetales con fibras fermentables como el puerro, la cebolla, el ajo, la alcachofa o las setas.

Un ejemplo de menú antiinflamatorio podría ser:

Desayuno: Huevo revuelto con pan de espelta (masa madre) y un té verde

Snack: kéfir natural con nueces, chocolate 85% y una pieza de fruta

Comida: ensalada de tomate, queso feta, semillas de calabaza o albahaca. Curry de garbanzos.

Cena: pisto de verduras con batata asada y sardinas en aceite de oliva.

No olvides que se trata de una visión 360º por lo que también debemos tener en cuenta conseguir un buen descanso, actividad física regular y una buena salud mental.

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