CALDO DE HUESOS ECOLAGEN.

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Nuestros antepasados ya lo sabían, el caldo de huesos es un “must” atemporal que ha recorrido culturas y siglos hasta llegar a nosotros. Y es que cada vez más conocemos las bondades que esta elaboración milenaria nos aporta a nuestro organismo.

Esta joya líquida la obtenemos de la cocción lenta por muchas horas de huesos de animales como la vaca, el cerdo o el pollo. De este modo el colágeno, aminoácidos y minerales pasan al caldo y por tanto, a estar disponibles para nosotros… ¡Nuestras abuelas no iban nada mal encaminadas!

Como contaba anteriormente, uno los elementos clave del caldo de huesos es el colágeno, una proteína estructural que constituye gran parte de nuestros tejidos conectivos, incluida la piel y los cartílagos. El colágeno juega un papel importante en la salud articular, ya que se ha asociado con la mejora de la movilidad y la reducción del dolor en personas con afecciones como la osteoartritis. También tiene la capacidad de mejorar la elasticidad de la piel y retrasar la aparición de arrugas.

Además del colágeno, el caldo de huesos es una fuente rica en glucosamina y condroitina. La glucosamina apoya la producción de tejidos como tendones, ligamentos y cartílagos, mientras que la condroitina fortalece el cartílago y le proporciona elasticidad. Por tanto, estos componentes fomentan la salud articular, previenen la degradación del cartílago y alivian dolores articulares. 

Así mismo nos proporciona aminoácidos, pequeños bloques que constituyen las proteínas. Estos bloques tienen muchísimas funciones esenciales en el cuerpo como la reparación y el crecimiento de tejidos, mantener una correcta función inmunológica y regular la síntesis de neurotransmisores imprescindible para la salud mental y emocional.

Y si hablamos de un correcto funcionamiento del organismo no podemos olvidarnos del papel de los minerales liberados durante la cocción como el magnesio, fósforo, calcio y potasio, tan importantes para la salud de nuestros músculos, huesos y el sistema cardiovascular.

Este caldo repleto de nutrientes también es conocido por sus propiedades antiinflamatorias, por lo que podría ser de utilidad en aquellas enfermedades inflamatorias crónicas. De hecho, se relaciona con una mejora de la inflamación y de los síntomas en la colitis ulcerosa. 

Además, se ha demostrado que ciertos aminoácidos presentes en el caldo de huesos, como la glutamina, pueden modular la función inmunológica y mejorar la permeabilidad intestinal. Y no solo este aminoácido tiene beneficios en el sistema digestivo, también la gelatina (colágeno) podría ayudar en la digestión y la absorción de nutrientes, mejorando la función de
la barrera del intestino.

Por supuesto a la hora de hacer o elegir un buen caldo se debe tener en cuenta, no solo el tiempo de cocción, también la procedencia de los ingredientes utilizados. Opta por ingredientes eco para asegurarte un caldo de gran calidad y consúmelo a tu gusto: a modo de consomé calentito o como caldo para preparar de tus comidas. 

Como hemos visto, el caldo de huesos es un ejemplo maravilloso de cómo las prácticas culinarias de generaciones pasadas tienen cabida en la vida moderna. La combinación de colágeno, minerales y aminoácidos hace de esta preparación una fuente potencial de beneficios para la salud, desde la piel y las articulaciones hasta la función inmunológica y digestiva.

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